• Jan 4 2024 - 11:03
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Se celebra el IV aniversario del martirio del general Qasem Soleimaní

Se celebró el acto de conmemoración del IV aniversario del general Qasem Soleimaní a las 18:00 hrs del día 3 de enero de 2024 en la sede de la Consejería cultural de la Embajada de la República Islámica de Irán en España.

 

Ponencia de Mohammad Mahdi Ahmadi:

      “No miremos a Qasem Soleimani como si fuera un individuo, mirémoslo como si fuera una escuela, una doctrina. A nuestro querido general mártir tenemos que considerarlo una senda y una escuela en la que aprender”.

Esta frase la pronunció el Líder Supremo acerca de la personalidad del mártir Soleimani, acuñándose la expresión “escuela de Soleimani” en la retórica del frente de la resistencia y entre los interesados en los genuinos valores islámicos. Cuando se estudia y se tiene en cuenta la personalidad, las creencias y las acciones de este combatiente de alto rango pueden deducirse algunos de los pilares y características de esta escuela de Soleimani:

1. Creía en Dios.

La primera y la más importante característica de la escuela de Qasem Soleimani es su profunda creencia en Dios, al que coloca como gerente del mundo y eje de su vida, y, por cuanto tenía puesta su esperanza en Dios no le tenía miedo a ningún poder de este mundo.

 

2. Era revolucionario.

El mártir Soleimani creía profundamente en la existencia de los valores e ideales de la Revolución islámica. Era él un revolucionario de verdad, posicionado contra EEUU y el imperialismo, que creía en la justicia social y que se ponía de parte de los oprimidos del mundo. Por lo tanto, cuando el ataque de Daesh, acudió a ayudar a la población de Siria e Irak.

 

3. La escuela del mártir Soleimani creía en la prevención, no en la cura, siendo así que no permitió que el Daesh se convirtiese en un estado y así lo ahogó en Irak y Siria cuando aún era un feto. La cura habría sido que el Daesh se hubiese convertido en un estado y se hubiese respondido a sus peligros, pero la prevención quitó de en medio ese peligro

 

4. Tenía un espíritu popular

El mártir Soleimani respetaba a la gente, a la que tenía por hermanos y hermanas y a la que se tenía que tratar con respeto y educación. Creía también que aquellos que se desviaban se les tenía que convencer de la realidad mediante la argumentación lógica. Por tanto, intentaba ayudar a la gente por los medios que fuera.

El mártir Soleimani creía en la independencia y libertad de nuestro país y se oponía a cualquier tipo de hegemonía. Decía que los países se tenían que apoyar en sus respectivos pueblos no en las superpotencias ni en los prepotentes. El tenía sobre todo un espíritu antiisraelí. Consideraba que Israel es un cáncer en la región, siendo así que ofrecía su apoyo a los combatientes que se alzaban contra Israel.

Hoy nosotros podemos poner al mártir Soleimani como ejemplo de acción en la resistencia y, conociendo la escuela de este general de los corazones, movernos por la senda de la resistencia, el honor y la justicia social.

 

 

Ponencia de Carlos Paz:

En el nombre de Dios, el clemente el misericordioso

Buenas tardes.

Gracias por venir hasta aquí hoy para honrar la memoria de Qasem Solimaní.

Gracias a los organizadores del acto, a la Consejería cultural de irán en Madrid, y a todos los presentes, muchos de los cuales es la primera vez que os acercáis hasta aquí hoy.

Sed todos bienvenidos.

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Hoy se cumplen cuatro años del asesinato del General Qasem Sulimaní y es un profundo un honor hablar por tercera vez consecutiva en ese acto, que anualmente se dedica a honrar la memoria del general Sulimaní. Un nombre que a la mayoría de los españoles poco les dice, dado que la magnitud de su figura y de su quehacer ha quedado intencionadamente oculto.

Verdadero héroe y mártir, no únicamente del mundo iranio, ni siquiera islámico, sino de todos aquellos que sentimos como propia la lucha contra la mentira, la opresión y el terrorismo, puesto que, además, él a lo largo de sus acciones, nunca distinguió entre cristianos y musulmanes o cualquier otra categoría.

Estoy convencido que si el actuar de Qasem Sulimaní hubiera sido realizado por cualquier persona occidental (y mucho más si hubiera sido norteamericano), no sería siquiera necesarios actos como el de hoy, y ya existiría una ingente cantidad de películas y libros.

El asesinato se realizó por medio de un dron que explosionó a órdenes del presidente norteamericano Trump, tal y como él mismo reconoció. ¿Sería concebible algo similar en sentido inverso, que Irán hubiera llevado a cabo algo parecido?

Una auténtica vergüenza que no ha tenido respuesta de la comunidad internacional y que ésta se ha limitado a callar miserablemente.

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Cuando conocemos de qué manera Sulimaní luchó contra el terrorismo, contra el islamismo takfirí, comprendemos la magnitud de su figura y su importancia.

Fue el líder de la fuerza iraní Quds, una unidad que trabajó incansablemente en todos aquellos frentes en los que el “yihadismo” atentaba y creaba unos escenarios auténticamente terroríficos. De Iraq a Yemen, de Palestina al Líbano o Siria.

Habiendo estado precisamente en Siria y en Iraq en guerra, en ocasiones a unos pocos cientos de metros del Estado Islámico y de otros grupos terroristas, pude ser testigo de quiénes eran los que en verdad luchaban contra ese terrorismo: No era Occidente ni Estados Unidos, ni la OTAN ni nada que se le pareciera, sino los soldados rusos, los soldados sirios, los miembros del Hezbolá y los iraníes. Hombres como Qasem Sulimaní, que siempre en primera línea de fuego, lo que en verdad hacían eran defendernos a todos de aquel horror…y fue allí donde comprendí que no lo hacían únicamente por ellos o por sus patrias, sino por todos nosotros…también por Europa.

Pudo ser testigo de muchas cosas, como que partes de las armas y el avituallamiento de algunos grupos terroristas era occidental, o de cómo en alguna ocasión aquella coalición, liderada por Estados Unidos, que se nos hizo pasar como luchadora contra el Estado Islámico, en verdad bombardeaba posiciones del ejército árabe sirio, y en perfecta sincronía con el terrorismo, eran aprovechados estos bombardeos por los terroristas para intentar avanzar.

Experimenté el quehacer del terrorismo takfirí islamista con mis propios ojos y pude ver cómo era Occidente quien alimentaba a esa bestia para dividir Oriente Medio, distorsionar su comprensión y crear un escenario de muerte y de dolor, y cómo Qasem Sulimaní luchó contra todo ello hasta el límite de entregar su vida.

Y después de varios viajes, de comprobar que esto era así, a mi vuelta me encontraba con que a los medios no les interesaba lo que algunos habíamos visto… que nos encontrábamos con la censura y el silencio…que se traducía en una cobardía cómplice con el terrorismo y con la expulsión, la tortura y la muerte de cientos de miles de personas, de diversas minorías del islam principalmente (como los alawies y los chiíes, que son desde entonces mis hermanos en el dolor y en la persecución), pero también de miles de cristianos.

Una censura y un silencio que se justifica porque este tipo de testimonios resultan molestos a todos aquellos que pretenden mantener vivas las narrativas existentes sobre Medio Oriente, que son falsas pero que sirven para explicarnos de una manera simplona, la realidad de aquella parte del mundo…y por encima de todo, porque con ellas pueden seguir apoyando los intereses y el quehacer de la entidad sionista de Israel.

Porque es la intención de los amigos del terrorismo, que la ciudadanía viva en la confusión, y para ello han de mentir y mantenernos en el equívoco; crear miedo e imponer la censura…e incluso algo mucho peor como es la “autocensura”.

Una censura y un silencio que se justifica porque este tipo de testimonios resultan molestos a todos aquellos que pretenden mantener vivas las narrativas existentes sobre Medio Oriente, que son falsas pero que sirven para explicarnos de una manera simplona, la realidad de aquella parte del mundo…y por encima de todo, porque con ellas pueden seguir apoyando los intereses y el quehacer de la entidad sionista de Israel.

Porque el terrorismo islamista, hay que decirlo, sería inexplicable sin el apoyo y la ayuda occidental, así como de países muy concretos del mundo árabe: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Israel, Qatar, Turquía o Arabia Saudí, son los verdaderos muñidores de todo ese horror que conocemos como terrorismo islamista.

Un terrorismo que se nos pretende hacer pasar como islámico, pero que en verdad para explicarlo no hay que perderse tanto en intentar encontrar su origen religioso, si no en el deseo de diversos países por cercenar la voluntad de naciones muy concretas, y porque éstas no puedan ser dueñas de sus recursos y su destino.

Porque hay que entender que para explicar la existencia del terrorismo no es el camino hacerlo buscando en las palabras de ningún texto sagrado, sino que son las naciones arrogantes de Occidente (EEUU, Gran Bretaña, y esa hidra que es la entidad sionista) y algunas naciones del orbe islámico, quienes de manera conjunta alientan a que este horror exista y que quienes luchan contra ello y se oponen a su quehacer, pasan automáticamente a convertirse, a los ojos de la oficialidad occidental y de sus medios de comunicación en peligrosos delincuentes, en, curiosamente, los instigadores de ese terrorismo al que execramos y combatimos.

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Europa, y con ella España, no tiene un criterio para elaborar una política exterior propia, ni quiere tenerla. Se limita a realizar un seguidismo atlantista que proteja la voluntad de Estados Unidos…y por lo que respecta a esa área del mundo que conocemos como Oriente Medio, el objetivo último es la defensa de los intereses de Israel.

Una labor la de España, que provoca que pierda enteros constantemente su imagen y de la que no sacamos ningún provecho…puesto que, si apoyamos una y otra vez los bombardeos desde Beirut a Pesawar, o los bloqueos a Siria e Irán, es lógico y normal que cada vez se nos tenga en menor estima.

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Un Israel que, en aquellas tierras, de manera mayoritaria, se entiende como el origen y la génesis de gran parte de los males de aquella área.

Un Israel que comete desde 1948 un auténtico crimen contra el pueblo palestino y que distorsiona el normal funcionamiento para con todos los países del entorno.

Un Israel que ha creado el campo de concentración más grande del mundo en Gaza…que desvía ríos y condena a poblaciones enteras a vivir al borde de la subsistencia o a emigrar…o que aún dispone de territorios libaneses y sirios, países a los que bombardea impunemente de manera discrecional.

Un Israel sobre el que pesan 17 resoluciones de Naciones Unidas que condenan su actuar y que, burlándose del Derecho internacional, nada hace la comunidad internacional.

Un Israel ilegal e ilegítimo, terrorista y genocida, tanto desde el punto de vista jurídico del ejercicio como del de origen.

Es el propio origen de Israel lo que ya se ha olvidado después de tantos años en donde habría que hacer hincapié…pensemos que España no lo reconoció hasta 1986, precisamente como requisito para integrarse en todas las organizaciones supranacionales en las que está adscrita.

Son todos aquellas fuerzas y personas (incluidas algunas aparentemente antagónicas como el wahabismo), que apoyan, justifican y amparan el quehacer de Israel, los que encarnan y representan el sionismo: independientemente de su adscripción étnica o religiosa. Mientras que sobre aquellos que se opongan a ello se crean figuras penales ad hoc, o se les lanzan anatemas y sambenitos, ridículos y sinsentido, como el de “antisemita”.

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Este verano en Teherán, quiso Dios que conociera a un militar que luchó al lado del general y que me relatase cómo Sulimaní estaba siempre delante de sus tropas, de qué manera fue el arquitecto de toda una lucha sincronizada contra el terrorismo, aunque no solo, pues también podría decirse mucho de la manera en que se vio involucrado en luchar contra ese horror que es el narcotráfico, una lacra que bien conoce Irán dada su proximidad a Afganistán y ser parte de la ruta hacia Europa.

Quisiera terminar diciendo que todo esto, también lo entendió Qasem Sulimaní, al cual nunca podremos agradecer suficientemente su labor.

Qasem Sulimaní apuntaló la Cultura de la resistencia…nos dejó un modelo de actuar que es patrimonio del ser humano…

Una actitud de resistencia que en sí es una victoria…una victoria frente al terrorismo, al sionismo, al imperialismo y al globalismo.

Los años anteriores terminaba diciendo, y me reafirmo, que no les quepa ninguna duda a los amigos del terrorismo, a Estados Unidos, Israel, que, si el general Sulimaní era peligroso vivo, lo es aún más, muerto.

Pero digo más: Sulimaní ha entrado ya en la historia, es hoy un héroe, un mártir…un ejemplo a seguir para millones de personas en medio mundo y con especial incidencia en Asía Occidental.

Yo os digo…que, aunque los enemigos del general (que son los nuestros), sean poderosos, nuestra victoria está más cerca porque bien sabemos que el mal no puede prevalecer, que la Verdad siempre se impone y que Dios está con nosotros.

Sea este acto una pequeña muestra de agradecimiento por todo lo que hizo y hoy representa, Qasem Sulimaní.

 

 

Madrid Spain

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