El Islam

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El Islam

Religión monoteísta propagada en La Meca por el profeta Muhammad (Mahoma) (sobre él sea la paz) desde alrededor del año 610, y que con su rápida y fulminante expansion se convirtió en menos de medio siglo en religión dominante en gran parte de Asia y África. Los seguidores de esta religión son llamados musulmanes.

“Islam” significa literalmente en árabe “obediencia”, “sumisión”, o sea, a las leyes, también en su aplicación religiosa o canónica, así como “obediencia” y “sumisión” al mandato divino, a Dios (por ejemplo, Sura de la Vaca, 2/112-128).

Según el Corán, fuente original de conocimiento del islam, esta religión no hace distinciones de ningún tipo entre los profetas divinos (sura de la Vaca 2/136), pues todos los profetas promulgaban una misma religión en varias formas, que era la religión del islam cuya enseñanza común era la sumisión al mandato del Dios Único. Sobre esta base, a veces en el Sagrado Corán se hace referencia al islam como la religión monoteísta común o, en otras palabras, la “religión de Dios” que predican todos los profetas, no aceptando Dios ninguna otra religión (véase sura de Imran 3/19, 83, 85; y sura de la Mesa 5/44) siendo el ejemplo más excelso de esto la religión que complementa las religiones divinas anteriores promulgada durante 23 años por el Profeta Muhammad (véase sura de la Mesa 3/3) .

 

El surgimiento del islam

 

La vida del Profeta (sobre él sea la paz)

 

Cuando se estudian los 63 años de la vida del Profeta Muhammad lo que viene a la mente es el reflejo de la imagen del surgimiento de un profeta divino y la historia de una persona que, tras superar muchas dificultades, sin esperanza y de forma incansable, reformó la sociedad y unió la Península Arábiga de tal forma que la preparó para la expansion del islam más allá de sus fronteras, y, lo que es más importante, fundó una religión que ahora es una de las más importantes del mundo.

 

Desde la Revelación hasta la Emigración a Medina

Lo que se conoce en la biografía del Profeta como el comienzo de su misión es que en la noche en que el ángel de la Revelación se le apareció (la paz sea con él) en la cueva de Hara le recitó los primeros versos de la sura de Al-Alaq. Poco tiempo después, este ángel regresó y le encargó guiar a su pueblo y reformar la sociedad de la corrupción religiosa y moral además de limpiar el templo de Dios (la Caaba) de ídolos, y el corazón de los hombres de falsos dioses.

El Profeta (sobre él sea la paz) invitó a su familia a la conversion de su nueva religion monoteísta, siendo la primera persona que creyó en él su esposa Jadiya, y, entre los hombres, su primo Ali b. Abi Talib (sobre él sea la paz), que entonces estaba bajo la tuleta de Muhammad. Según otras fuentes islámicas, otras personas, como Abu Bakr y Zayd b. Haritha, han sido nombrados como los primeros conversos al islam.

Tres años después del comienzo de la misión profética se le ordenó al Profeta que reuniera a toda la familia de Quraysh y difundiera más ampliamente el llamado al monoteísmo. Pero los politeístas de Quraysh se lo tomaron a mal y finalmente el Profeta ordenó a algunos de sus compañeros que emigraran a Abisinia. El intento del Profeta de invitar a los habitantes de fuera de La Meca, especialmente a las tribus, no tuvo éxito, y finalmente la atención del Profeta se centró en Yathrib, ciudad propicia al llamamiento de la nueva religión. El juramento de lealtad con las tribus de Aws y Khazraj se convirtió en el primer pilar del gobierno que el Profeta estableció en dicha ciudad. Luego, más habitantes de esta ciudad juraron lealtad al Profeta y parece que solo un pequeño grupo no se convirtió al islam. Aunque estas negociaciones eran secretas, los Quraysh se dieron cuenta de ello, por lo que decidieron reunir a personas de todas las tribus de Quraysh y matar al Profeta por la noche para que sobre nadie recayera la culpa por derramar su sangre. El Profeta, que estaba al tanto de esta conspiración, puso al Imam Ali, sobre él sea la paz, en su lugar y se marchó a Yathrib con Abu Bakr.

 

Desde la Hégira (Emigración) hasta el deceso del Profeta

La marcha del Profeta de La Meca a Medina, llamada en árabe “Hijra” (españolizado como “hégira” y que significa “emigración”), supone un punto de inflexión en la historia de su vida así como en la historia del islam. El Profeta llegó a Medina en el año 621. Tras aquello, Yathrib recibió el nombre de la Ciudad del Profeta (en árabe “Madinat al-Rasul”),  para abreviar, Medina.

Con el establecimiento del Profeta en Medina, el número de sus seguidores que se le unían en dicha ciudad (mohayerun, emigrantes) aumentó día a día, y los Ansar, como eran llamados los antiguos habitantes de Yathrib, los albergaban en sus casas. El Profeta primero estableció un pacto de hermandad entre los Ansar y los mohayerun, eligiendo a Ali b. Abi Talib como hermano.

Tras aquello estallaron guerras entre los politeístas de Quraysh y los musulmanes, y finalmente La Meca fue conquistada por estos últimos y la mayor parte de la Península Arábiga quedó bajo el gobierno del Profeta.

En el año 631 el Profeta fue de peregrinación, y a su regreso, en un lugar llamado Ghadir Khum, declaró a Ali ibn Abi Talib el “Señor” de los musulmanes, es decir, como su sucesor.

En año 632 el Profeta enfermó y falleció el 25 de mayo (o el 7 de junio, según otras versiones), a la edad de 63 años. En ese momento, ninguno de sus hijos vivía, excepto su hija Fatima. El cuerpo sagrado del Profeta fue lavado y envuelto en un sudario por el Imam Ali, con la ayuda otros miembros de su familia, y fue enterrado en su casa, que ahora se encuentra en el interior de la mezquita de Medina.

Sobre la forma de ser y los atributos del Profeta, se ha dicho que era callado y que no hablaba excepto cuando era necesario. Nunca abría del todo la boca, siempre sonreía pero nunca soltaba carcajadas. Cuando se volvía hacia alguien lo hacía girando todo su cuerpo. Era muy dado a la limpieza y la fragancia, tanto que cuando pasaba por algún lugar los transeúntes notaban su presencia por el agradable olor que había en el ambiente. Vivía con total sencillez, se sentaba en el suelo, comía también en el suelo y nunca era arrogante. Nunca comía hasta saciarse y en muchas ocasiones, especialmente cuando llegó a Medina, tuvo que soportar hambre. Esto no quiere decir que viviera como un monje, pues él afirmaba que había disfrutar al máximo de las bendiciones de este mundo, y que tanto había que ayunar como devocionar. Su trato con los musulmanes e incluso con los creyentes de otras religiones se basaba en la compasión, la magnanimidad, el perdón y la bondad. Su carácter y vida agradaron tanto a los musulmanes que se ha estado contando durante generaciones hasta el más mínimo detalle y aún es modelo de vida y de fe.

El mensaje fundamental del islam consiste en el regreso a los fines comunes de los profetas, es decir, la Unicidad de Dios y a la adoración de un Único Dios, doctrina ésta que aparece en una célebre enseñanza del Profeta, que considera que creer en ello es motivo de salvación (Di, no hay dios sino Dios y serás salvo). En semejante pensamiento, junto al cumplimiento de la justicia, que forma parte de las metas de los profetas divinos, todas las cualidades del ser humano como el color, la raza, la lengua etc., son sólo medios para que las gentes se conozcan unas a otras, siendo, el criterio de superioridad únicamente el grado de piedad. El Profeta del islam, para cumplir esta parte de su misión, estableció en una ciudad pequeña un gobierno basado en la Unicidad de Dios y la justicia, y guió a las tribus recalcitrantes de Hiyaz y Tahama hacia la unidad y la formación del pueblo único del que habla el Corán como uno de los objetivos de los profetas divinos. El mensaje de Muhammad, aunque se debería haber propagado en primera instancia entre su pueblo, fue, desde los mismos inicios, una misión para todo el mundo, ecuménica (sura de José, 104/12). En cuanto a las costumbres árabes, aunque el Corán fue hostil a aquellas que eran desagradables, como por ejemplo la adhesión sin concesiones a los intereses de la tribu a la que se pertenece, sin embargo el islam jugó un papel de guiar hacia la Unidad de Dios y corregir las desviaciones en el marco de aquellas costumbres buenas algunas de las cuales incluso se basaban en las enseñanzas divinas.

 

Los primeros califas

A la muerte del Profeta, las tribus dispersas de la Península Arábiga estaban bajo el estandarte de un solo gobierno, encabezado por algunos de sus compañeros, que tras su muerte eran conocidos como “califas del Mensajero de Dios”. Tres décadas después de la muerte del Profeta, cuatro compañeros influyentes llegaron al califato, algo que era más próximo a la tradición del Profeta en comparación con los períodos siguientes. El rasgo más característico de esta primera dinastía de califas era que el califato aún no era hereditario. Estos cuatro califas fueron posteriormente llamados los “Califas Ortodoxos”, y eran: Abu Bakr, Umar, Uthman y el Imam Ali.

 

Creencias

 

Los principios doctrinales del islam, es decir, su carácter monoteísta y su creencia en la profecía y la resurrección, son su fundamento, por lo que todas las proposiciones y escritos de esta religión deben su significado a uno o todos estos principios. Por lo tanto, todos los convertidos al islam, aunque tengan desacuerdos notables y, a veces, conflictivos en detalles e interpretación de estas creencias, todos creen y se adhieren a estos principios y no tienen dudas de que: 1. Dios Todopoderoso es el Creador del universo, que es Único en esencia, atributos y acciones, y nadie es socio ni colaborador Suyo; 2. El Profeta Mohammad es el mensajero de Dios y ha sido elegido por Dios como el último de una serie de profetas. El Sagrado Corán es la Palabra de Dios que le ha sido revelada; 3. Sin duda ocurrirá la Resurrección o el Día del Juicio, y ante la Corte divina se considerarán las buenas y malas obras y pensamientos, y finalmente, los justos irán al cielo, y los malvados al infierno.

 

Conocer a Dios

Según las enseñanzas del Corán, la existencia de Dios es obvia. Aunque el Corán plantea una religión centrada en Dios y habla aquí y allí de Dios y de los hechos y manifestaciones del universo, en este noble libro no hay per se un “argumento para probar la existencia de Dios”. Así, la existencia de Dios es claramente visible y no hay duda en ello (sura de Ibrahim 14/10).

 

Cosmogonía

El universo no se limita al mundo perceptible pues su alcance es mucho más amplio que el mundo visible. El Corán llama al mundo tangible “lo visible” y lo contrasta con “lo oculto” (sura de El rayo 13/9). La importancia de creer en lo oculto en las enseñanzas del Corán es tan grande que, junto con la plegaria, la creencia en la Revelación y en el Día del Juicio Final ha sido considerada como una de las características de los piadosos (sura de La vaca 2 / 3-4-4).

 

Profecía

En árabe, Profecía (nubuwwa) deriva de “nabâ”, y es por esta razón que “nabi” significa “profeta”, alguien que da cuenta de lo oculto. El Corán llama a esta percepción de lo oculto “revelación” o “inspiración divina”, y al que la recibe “profeta” o “mensajero de Dios”. La revelación es una especie de discurso de Dios al hombre del que depende la profecía (sura de Las mujeres 4/163). El propósito de la revelación es advertir a la gente, especialmente para advertirles del Día del Juicio pues si no se hiciera ninguna llamada religiosa sería fructífera. La “revelación” o “conciencia interna” de los profetas nunca está sujeta a cambios y corrupción siendo por eso que los profetas son todos infalibles. Hay tres tipos de infalibilidad: Infabilidad al recibir la Revelación; Infabilidad al transmitir la Revelación, y estar exento de cometer pecados que provoquen una violación del honor del siervo y desobediencia al mandato de Dios. En todo caso, en la persona infalible existe algo que lo salvaguarda de caer en cosas inapropiadas com el error y el pecado.

Otra característica de los profetas es que hacen milagros. En otras palabras, el Corán habla de eventos que son incompatibles con las leyes que gobiernan el mundo natural. Estos son los milagros que el Corán atribuye a profetas como Noé, Hud, Saleh, Abraham, Lut, David, Salomón, Moisés, Jesús y Muhammad. El islam es la única religión que examina todos los asuntos de la vida humana y los divide en dos categorías: pureza e impureza. Llamó a la primera categoría “halal” (lícito) y a la segunda “haram” (ilícito). El islam es una religión que abrogó todos los duros y difíciles preceptos que antes se habían impuesto a la Gente del Libro, especialmente a los judíos.

Una de las características del Profeta del Islam es que él es el Sello de los Profetas, y la religión del islam es el Sello de las religiones (sura de Los partidos 33/40) y esto significa que esta religión nunca será abrogada y su shari’a o ley canónica estará siempre vigente, la perfección individual y social del hombre es sólo la que en el Corán se explica y sobre la que se ha establecido su ley canónica. Pero el milagro vivo y eterno del Profeta es el Libro Sagrado del Corán. El Corán es la evidencia más auténtica del islam que contiene los elementos más fundamentales de esta religión, es decir, los principios de las creencias y las ideas que de alguna manera se derivan de ellas. También habla de la senda de la buena moral y las generalidades de las leyes religiosas y de la sharia y, según el Corán (sura de El viaje nocturno 9/17), llama a una religión que guíe a la humanidad mejor que cualquier otra religión.

 

Resurrección

La creencia en la Resurrección es una de las bases fundamentales del islam y uno de sus pilares importantes. Para negar la Resurrección hace falta negar mandamientos y prohibiciones, promesas, la profecía y la revelación y conduce directamente a la negación e invalidación de la religión divina. Muchas aleyas del Corán están relacionadas con la Resurrección. En algunas aleyas, cuando mencionan los atributos de los incrédulos, aunque muchos de ellos tampoco creían en el monoteísmo y la profecía, bastaba decir que no creen en la Resurrección (sura de El viaje nocturno 10/17). Esto muestra que si uno niega la Resurrección, aunque crea en un Dios único y otros principios, su religión está en entredicho.

 

Rituales

Teniendo en cuenta que lo más básico en el islam y otras religiones celestiales es la creencia en un Dios único —aunque en otras religiones celestiales, así como en algunas corrientes y escuelas musulmanas, se han producido distorsiones, y por un lado han surgido extremistas y por otro negligencia— en el islam, todo lo que conduzca a una persona al monoteísmo y la obediencia absoluta a los mandamientos y prohibiciones de Dios es aceptable, y todo lo que conduzca a la negación de un Dios único y sus mandamientos, es considerado réprobo.

Además del conjunto de creencias conocidos como “principios de la religión” están las ramas de la religión, que se ocupan de los aspectos prácticos del islam. En las enseñanzas comunes entre los chiíes se enumeran entre esas ramas el ayuno, la limosna, joms (quinta parte de ingresos), la peregrinación a la Meca, ordenar el bien y preprobar el mal, amar a los santos y alejarse de los impíos, pero algunas de estas ramas no están muy extendidas entre los suníes, quienes no hacen énfasis en ellas.

 

Las relaciones sociales en el islam

Las principales religiones del mundo tienen implicaciones sociales porque reúnen a un gran grupo de personas en torno a una sola creencia, pero sin duda la importancia de las relaciones sociales no es igual en todas ellas. Así, el islam da importancia a la reforma de la sociedad y la regulación de las relaciones sociales, en tanto que sus principales objetivos. El Sagrado Corán dice que el propósito de enviar mensajeros y la cantidad de ellos es la lucha de la gente por la justicia (sura El hierro 25/57), es decir, por la justicia práctica, y, según la visión del común de las gentes, la justicia social.

Una parte importante de las leyes del Sagrado Corán y la tradición oral del Profeta, y en consecuencia, gran parte de la jurisprudencia islámica, está dedicada a cuestiones sociales. Entre ellas, una parte son las leyes públicas, es decir, las leyes gubernamentales, que son las leyes de la sociedad, y la otra parte se relaciona con el derecho privado, que regulan las relaciones entre los individuos en sociedad.

 

El aspecto devocional y los deberes en sociedad

A. El azaque o limosma y el joms (quinto de los ingresos)

 

En el Sagrado Corán, además de ordenar hacer la plegaria, como uno de los primeros mandamientos del islam, se mencionan decenas de veces el mandato de pagar la limosna (zakat). El significado literal de este término, confirmado por referencias coránicas, además de un pago es una especie de “purificación” interior. Por lo tanto, en las primeras interpretaciones de las aleyas coránicas, el “zakat”, españolizado como “azaque” es como otros actos de devoción, cuya intención es el acercamiento a Dios. Sin embargo, el azaque, además de su aspecto devocional individual, se ha utilizado socialmente como una forma de distribuir la riqueza y proporcionar bienes para los asuntos públicos de los musulmanes. En el Sagrado Corán se mencionan explícitamente “los agentes del azaque” (sura de El arrepentimiento 9/60), y esto es una clara señal de que el azaque se consideraba un impuesto gubernamental incluso en la época del Santo Profeta ya que había agentes para recaudarlo.

El azaque no es un impuesto per cápita ni sobre la propiedad en sí mismo, sino un impuesto sobre la producción de musulmanes, o por su liquidez, lo que significa que los musulmanes deben dar un porcentaje de su dinero, si lo tienen, o de lo que producen de aquello especificado en la Shari'ah o ley canónica, si alcanzan el mínimo para pagar el azaque, que en algunos casos es un décimo (1/10) y en algunos casos un vigésimo (1/20).

 

B. Defensa sagrada (yihad)

En su significado literal en la cultura islámica, “yihad” es cualquier esfuerzo militar o civil para invitar al islam. En el Sagrado Corán la palabra “yihad” se usa a veces en el sentido general de luchar por Dios (por ejemplo, sura de La araña 6/29, 69), pero “yihad”, en su significado más concreto, es la guerra o defensa en la senda de Dios y contra los infieles y politeístas. Las aleyas del Corán sobre la “yihad” han sido reveladas de acuerdo con las condiciones del llamamiento del Profeta. Mientras el Profeta estaba en La Meca no hubo confrontación militar entre musulmanes y politeístas, y las aleyas del Corán llaman a los musulmanes a ser pacientes y firmes frente a la persecución de los politeístas. Sin embargo, algunas aleyas reveladas en La Meca establecieron el contexto de la idea de “yihad”, que adquiere sentido en el marco de un gobierno islámico (ver sura de El discernimiento 25/25; Los poetas 26/227 y Los que galopan 100/1-5). Con la emigración de los musulmanes a Medina se formó un nuevo gobierno bajo el liderazgo del Profeta, y no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran las primeras batallas entre musulmanes y paganos. Según un dicho popular, la primera aleya que permite a los musulmanes emprender la “yihad” es la 39 de la sura de La peregrinación.

El período de 10 años de la vida del Profeta en Medina transcurrió con varias guerras y, por lo tanto, una parte importante de la biografía del Profeta, en otras palabras, páginas importantes de la historia política del alba del islam se llenaron con las batallas que mantuvo el Profeta. En una visión general del lugar que ocupa la “yihad” en la sociedad islámica, debe decirse que los musulmanes nunca han llamado a cualquier guerra “yihad” sino a aquella guerras cuyo fin era, no matar a los oponentes, conquistar tierras y adquirir botín sino a aquella guerra cuyo objetivo era defender creencias y valores monoteístas y humanistas, y allanar el camino para la difusión de estos valores. Es por esto que la “yihad” es considerada una de los mayores actos devotos y una forma de acercarse a Dios.

 

Relaciones civiles y derecho privado

A. La familia

En tanto que el núcleo humano más pequeño, la familia siempre ha tenido una importancia especial a lo largo de la historia de la civilización. En la familia, por un lado, se centra el amor de una pareja y su convivencia amén de ser el lugar de crianza y educación amorosa de la nueva generación. Por otro lado, es innegable el papel de factores materiales como la necesidad sexual y económica. Todo ello hace que el islam mire el tema de la familia desde una perspectiva tanto espiritual como material, y con dos aspectos, moral y legal, y obviamente cada visión tiene sus propias características.

En las enseñanzas islámicas se tienen en cuenta las diferencias espirituales entre los dos sexos y la necesidad espiritual de todo ser humano de una relación espiritual con el sexo opuesto. El Sagrado Corán considera a la mujer como fuente de sosiego para el hombre (sura de Los lugares elevados 7 /189 y Los bizantinos 30/21). Por otra parte, los hombres son responsables de las mujeres y de su tutela (sura de Las mujeres 4/34). A veces, en relación con ambos sexos y sus necesidades comunes, las mujeres son consideradas “indumentaria” de los hombres y los hombres “indumentaria” de las mujeres (sura de La vaca 2/187). El islam, que no obliga al abandono del mundo para ir al Paraíso y presta una atención realista a las necesidades materiales de los seres humanos, considera que el monacato de algunas religiones no es voluntad divina sino una herejía de los seres humanos (sura de El hierro 27/57). En la opinión general de los musulmanes, el matrimonio se considera una tradición profética inviolable, y el celibato, una abominación para todos. Es bastante conocida esta tradición oral del Profeta que reza: “El matrimonio forma parte de mi tradición, y el que no sigue mi tradición no es de los míos”.

 

B. Relaciones financieras

El islam surgió en una sociedad regida por una serie de normas consuetudinarias, buenas o malas, por lo que vio su misión únicamente en corregir los aspectos reprobables de ese sistema. Por esta razón, una parte importante de sus disposiciones legales fue la promulgación o la llamada “firma” de las leyes consuetudinarias existentes, y sólo en los casos en que era necesario modificar o derogar algunas leyes, se promulgaron nuevos reglamentos.

 

Leyes generales y principios de gobierno

Que el Profeta del islam estableciera un gobierno en la ciudad de Medina y que durante su vida su territorio se expandió a algunas partes de la península Arábiga es una clara manifestación del carácter político y gubernamental de la religión islámica. Fue este primer gobierno islámico el que en poco tiempo sentó las bases para el establecimiento de un califato con un territorio mucho más amplio. Las escuelas musulmanas coinciden en que tras la muerte del Profeta algún creyente deberá encabezar el pueblo musulmán, es decir, un Imam, pero existe una amplia diferencia de opinión sobre los requisitos del Imam y su nombramiento. Históricamente, el tema del Imamato es una de las primeras discrepancias entre los musulmanes después de la muerte del Profeta, que comenzó en Saqifa.

Entre los suníes, el imán o califa puede ser designado por el califa anterior o por un consejo. A veces se ha añadido a estas dos opciones la coerción del gobierno. Lo que es opinión común entre los suníes es que para ellos el obedecer al califa es algo opcional, queriendo esto deceir que los califas no son personas elegidas de antemano. Los califas suníes al comienzo del islam son Abu Bakr, Umar, Uthman y Ali, llamados los “Califas Ortodoxos”. Después de estos cuatro califas, el califato Omeya primero y el Abasí después gobernaron una parte importante del mundo islámico, y más tarde el califato otomano también se reconoció heredero del antiguo califato.

Los chiíes consideran que el Imam después del Profeta fue Ali. Los chiíes consideran que el imam es designado por Dios, y creen que el Imamato, después del Profeta pasó al Imam Ali, y después de él, a sus 11 descendientes. El Imamato es un nombramiento sagrado desde el punto de vista de los chiíes imamitas o duodecimanos, por lo que el designamiento de un Imam es asunto de Dios. En la práctica, sólo el Imam Ali, el primero, y unos meses el Imam Hassan, el segundo Imam, llegaron a asumir el poder y el liderazgo espiritual. Al final de los tiempos, el duodécimo Imam, el Imam Mahdi, que se encuentra actualmente en la llamada Gran Ausencia, aparecerá establecerá un gobierno justo en todo el mundo.

La línea de imames chiíes es una cadena continua de líderes de Ahl al-Bayt (familia del Profeta) que comenzó en el siglo VII con el Imam Ali, y luego, en los siglos VIII, IX y X con imanes como Baqir y Sadegh, que también son conocidos como destacados juristas en diversas escuelas. No debe pasarse por alto que el énfasis de cada uno de los Imames en un aspecto particular de las ideas y enseñanzas jurídicas no estaba desvinculado de la situación social y las necesidades culturales de su tiempo, así que es de esperar que la redacción y sistematización de la jurispridencia chií, que coincide en el tiempo con la corriente de redacción en la historia de la jurisprudencia, haya sido puesta en práctica gracias a los esfuerzos del Iman Sadegh.

 

Gobierno islámico

Que el Profeta del islam haya establecido un gobierno en la ciudad de Medina, que durante su vida se extendiera a algunas partes de la península Arábiga, es una clara manifestación del carácter político de la religión islámica. Fue este primer gobierno islámico el que en poco tiempo sentó las bases para el establecimiento de un califato musulmán con un territorio mucho más amplio.

Nombre El Islam
Pais Irán
Tipo

La Organización de Comunicación y Cultura Islámica es una de las organizaciones iraníes afiliada al Ministerio de Cultura y Orientación Islámica; y se estableció en 1995.[]

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