• Nov 17 2022 - 14:16
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Consejería cultural iraní y Universidad de la Mística de Ávila celebran jornada sobre la paz

La Consejería Cultural de la Embajada de la R.I. de Irán en España ha celebrado conjuntamente con la Universidad de la Mística de Ávila (CiTES) y en colaboración con la Universidad de Religiones de Qom y el Centro de Diálogo Interreligioso y Culturas una jornada que llevaba por título “Islam y cristianismo: dos religiones por la paz”. Esta es la segunda que se celebra con la Universidad de la Mística de Ávila en el marco del diálogo interreligioso, siendo la primera la que se celebró el año pasado que versaba sobre la ética y la moral bajo el punto de vista de los místicos cristianos y musulmanes.

 

La Consejería Cultural de la Embajada de la R.I. de Irán en España ha celebrado conjuntamente con la Universidad de la Mística de Ávila (CiTES) y en colaboración con la Universidad de Religiones de Qom y el Centro de Diálogo Interreligioso y Culturas una jornada que llevaba por título “Islam y cristianismo: dos religiones por la paz”. Esta es la segunda que se celebra con la Universidad de la Mística de Ávila en el marco del diálogo interreligioso, siendo la primera la que se celebró el año pasado que versaba sobre la ética y la moral bajo el punto de vista de los místicos cristianos y musulmanes.

La jornada, que tuvo lugar el 18 de noviembre en la sede abulense de la citada universidad, contó con las intervenciones de Jerzy Nawojowski, director del CiTES (cristiano), Mohammad Mahdi Ahmadi, consejero cultural iraní, y Luis José Fernández Ordoñez, musulmán, arabista y experto en el islam chií, y presidente del Consejo Islámico de España.

 

El primero en intervenir fue el director del CiTES, quien habló de la importancia del concepto del término “paz” en la vida del ser humano desde el punto el punto de vista del cristianismo. Nawojowski señaló que la mística es un depósito divino entre los humanos para conocer a Dios. Consideró que este conocimiento es el objetivo principal y el tema de todo misticismo religioso y dijo que la experiencia humana es muy importante para alcanzar este conocimiento, es decir, el conocimiento divino. “Todos somos humanos en el sentido de que todos tenemos la capacidad de conocer el mundo; nuestra vida en este mundo tiene una naturaleza finita y termina con la muerte. Es sobre esta base que la experiencia humana es importante en este mundo. Este es el límite que hace que la experiencia humana sea valiosa”, dijo.

El religioso cristiano continuó diciendo que “las experiencias humanas son similares. Estas experiencias encuentran significado en diferentes doctrinas y religiones y ayudan a las personas a lograr el objetivo principal de conocer a Dios”. El padre Nawojowski enfatizó que tanto el sufismo islámico como el misticismo cristiano se forman en base a la experiencia humana. “No estoy diciendo que estos dos tipos de misticismo sean iguales, no, tienen contenidos diferentes, pero el tema principal y la base de cualquier cercanía entre estas dos visiones religiosas es aceptar que tenemos experiencias comunes como seres humanos. Esto es lo que nos une y lo que puede hacer que mantengamos un diálogo”, aclaró para señalar seguidamente que en este diálogo “queremos hablar entre nosotros y hablar de nuestras diferencias en base a puntos en común, y entender esas diferencias; el diálogo es el comienzo de tal entendimiento que finalmente nos acerca a la paz”.

El director del CiTES recordó las palabras del Papa Francisco durante su visita a Bahrein y su reunión con las autoridades religiosas musulmanas sunitas en noviembre del año pasado, y dijo que el Papa señaló con razón la importancia del diálogo para lograr la paz, porque, como dice el mismo Papa, “la creencia en Dios es el eje de todas las religiones y el fundamento de la paz; Dios es la fuente de la paz y la tranquilidad; le pedimos que nos dé el éxito de crear caminos para lograr la paz en cada parte del mundo”. Nawojowski añadió que el Papa también dijo en su visita al país árabe: “El Dios de la paz nunca trae la guerra, no propaga el odio, no apoya la violencia; los que creemos en Él estamos llamados por Él a establecer la paz en el mundo con nuestros instrumentos de paz; las herramientas de la paz son el encuentro, el diálogo y la tolerancia; el diálogo es como el oxígeno en el aire de la convivencia”.

 

El segundo en tomar la palabra fue el consejero cultural de Irán, quien habló sobre la posición de la paz según el islam. Ahmadi calificó de “dos perlas” a la paz y la justicia, siendo por ello que “países, gobernantes, políticos y organismos nacionales, internacionales y regionales procuran allanar el camino y establecer el ambiente que promueva la consecución de la paz mundial”. El consejero cultural trajo a colación unas palabras del Líder Supremo de la R.I. de Irán, Ali Jamenei, quien dijo que “sin duda, paz es una palabra bonita y atractiva, hasta el punto que les gusta a los grandes belicistas internacionales y los fabricantes de esas armas que destruyen el mundo”.

Sobre los “elementos que perturban la paz”, Ahmadi explicó que “hay quienes consideran que es la guerra la base dominante en el sistema internacional, siendo la paz una cuestión de contingencia. Otros buscan las razones de la violencia en elementos externos y circundantes y no en la misma naturaleza del ser humano. Pero el islam reflexiona sobre el concepto de paz más allá de dicho concepto. El belicismo de los poderosos y de los prepotentes, la injusticia y el silencio ante ellos, el radicalismo y la falta de moderación son elementos que perturban la paz, siendo así que en los últimos años el radicalismo religioso ha jugado un papel nada desdeñable en la generación de conflictos e inseguridad. Expresiones como “extremismo religioso” o “religiosidad moderada” son de por sí una prueba fehaciente para la incorporación de un activismo religioso para la solución de los problemas. Según el parecer de los religiosos, la naturaleza de la religión es de por sí moderada y son los elementos externos los que en ocasiones imponen a la religión un carácter extremista. Elementos como los malentendidos, las conclusiones erróneas, el mal uso de las instituciones religiosas y las interpretaciones erróneas de los textos sagrados pueden generar extremismo en la religión que pueden poner en peligro también la convivencia pacífica entre los seguidores de las religiones divinas. Las conclusiones erróneas y las interpretaciones incorrectas generan violencia, desmanes y tensiones en la sociedad, siendo el origen de este comportamiento generador de violencia, los ciegos fanatismos por intereses económicos y otros inmateriales. El DAESH es un ejemplo claro de lo que es un pensamiento fanático y violento. Hay que tener en cuenta que no se puede pasar por alto los objetivos políticos y los apoyos de los gobiernos imperialistas en el crecimiento y fortalecimiento de este infame fenómeno que es la aparición del DAESH. Los gobiernos tiranos, para mantenerse en el poder en las sociedades musulmanas y para poder hacerle frente a los movimientos islámicos opositores, se han valido de la fuerza, las cárceles y de presionar a los medios, y también muchos estados liberales de Occidente les han brindado su apoyo para así proteger sus intereses en el oeste de Asia y norte de África. Por otro lado, los medios occidentales han hecho ímprobos esfuerzos en poner en contra a la opinión pública de un islam político, equiparándolo al terrorismo y tachándolo de violencia religiosa. La no diferenciación por parte de los medios occidentales entre los diferentes grupos partidarios de un islam político en diferentes países y considerar que estos son lo mismo que otros colectivos como el de Los Hermanos Musulmanes, el partido Al-Tahrir, DAESH o Al Qaeda ha provocado que algunos jóvenes musulmanes se hayan decantado por bandas yihadistas en detrimento de los colectivos no yihadistas en los que se encontraban, exponiendo de esta manera al mundo a un gran peligro llamado radicalismo religioso. En realidad, el islam político es víctima de la ignorancia de los políticos de hoy, se ha creado un ambiente harto oscuro y tenebroso para las reformas en las sociedades musulmanas y se ha expandido por todo el mundo la islamofobia”.

El diplomático iraní continuó diciendo: “La religión es por naturaleza contraria a la guerra. El Corán dice “la paz es el bien”, y las figuras importantes del islam intentaban en la medida de lo posible no iniciar una guerra o recurrir a la violencia, y si no tenían otra opción que ir a la guerra no se apartaban de la ética”, y trajo a colación los conceptos de “paz justa” y “paz injusta” diciendo: “Imponer el silencio y la rendición a gente a la que se les ha pisoteado el derecho a defenderse no es la paz que han proclamado los profetas, pues paz, justicia y dignidad humana son tres conceptos con una relación muy estrecha. La justicia y su implementación en todos los escenarios de los juicios políticos y sociales desafía a la paz injusta. Hay que establecer claramente la frontera que hay entre la justicia y la dignidad humana con la paz injusta. Rotundamente las religiones están en contra de una paz injusta que amenace la justicia y la dignidad humana. La paz no significa avenencia, rendición y obediencia a los prepotentes, siendo, una paz impuesta e injusta algo peor que una guerra. Según el punto de vista del islam, para el progreso del individuo es menester la paz, pero a veces ocurre que para hacer valer los derechos de los oprimidos no hay otra opción que la guerra. Ni la paz es un fundamento absoluto ni la guerra. El fundamento consiste en el establecimiento de una paz estable y de una soberanía sustentada en la justicia en todo el mundo. Las condiciones para una paz estable en el mundo solamente son posibles mediante enfoques tomados de las premisas que comparten las religiones divinas. Nunca será viable una paz real que lleve aparejada la injusticia, la agresión, las ansias de hegemonía y las exigencias de las potencias que solo van en pos de sus intereses. La paz que quieren los agresores tras cometer sus crímenes y pisotear los derechos de los oprimidos no es paz, y las religiones son contrarias a este tipo de paz”

Ahmadi terminó su discurso con estas palabras: “Teniendo en cuenta las situaciones de crisis, las guerras y las numerosas agresiones que se producen en el mundo, que mayormente nada tienen que ver con la religión, se hace necesario un diálogo entre los seguidores de las distintas religiones y su continuidad, y no se debe únicamente limitar a un intercambio de ideas, opiniones y teorías sino que es necesario que lo materialicemos para que todo el mundo saque provecho. Generar un nuevo diálogo a nivel de intelectuales sobre la paz y convertirlo en una actitud y una forma de proceder general internacional, y difundir el concepto de paz justa y sabia manteniendo los principios y valores religiosos forman parte de los métodos fundamentales para lidiar contra los extremistas y los belicistas. La paz debe definirse de forma que quede al margen de los intereses de las potencias y que se revista de una visión integral hacia el ser humano en tanto que la cumbre de la Creación. La materialización de una paz duradera depende de la materialización de una justicia mundial, de la unidad y coordinación de las religiones, de que los prepotentes dejen de serlo, de que los belicistas dejen de aparentar que son pacifistas, de que los aprovechados dejen de santificar aquellas guerras que sirven a sus intereses ilícitos, y de que se cumplan las enseñanzas de los profetas. Los profetas de Dios nos trajeron como presente la paz, la dicha y la seguridad, amén del honor y la estima, todo lo cual se hace posible siendo hermanos y compartiendo el corazón”.

El último interviniente fue Ordoñez, que comenzó su discurso preguntando si hay signos de paz en la vida cotidiana de los musulmanes. “Esta pregunta es importante porque muestra la relación práctica del islam con este concepto. La palabra “Salaam” o “Salaam Alaikum” es cómo se saludan los musulmanes, y significa “la paz sea contigo”. El nombre de Islam proviene de la misma raíz y en él se esconde el concepto de paz.

 

Fernández señaló la principal diferencia entre el islam y el cristianismo, y añadió que el islam y el judaísmo son religiones en las que la jurisprudencia es de gran importancia. “Con todo, el Islam tiene primero una dimensión espiritual, y luego una dimensión legalista. La primera dimensión es inmutable, pero la segunda tiene la característica de que puede adaptarse a las necesidades de los tiempos. El cristianismo no tiene una jurisprudencia detallada y normativa como el islam”. El presidente del Consejo Islámico de España otra diferencia entre el islam y el cristianismo se halla en su aspecto histórico, y explicó: “Cuando el Profeta del islam apareció en la región de la Península Arábiga no había ningún gobierno que pudiera usar como estructura, mientras que el cristianismo se expandió sobre la base del Imperio Romano y difundió su mensaje dentro de su estructura. La religión de Jesús no necesitaba establecer un sistema social y político porque ya lo tenía. Pero el Profeta del Islam tuvo que construir la dimensión social y política del islam desde cero”.

Con respecto al significado de la paz en el islam, mencionó tres sentidos diferentes. “En primer lugar es un concepto que se ha creado en el campo jurídico y generalmente se entiende como un acuerdo entre las partes en una transacción que puede ser de propiedad o similar. El segundo es el significado de la paz en una perspectiva metahistórica y apocalíptica. Este punto de vista es, por supuesto, específico del chiismo, que cree que al final de la historia, el Mahdi Prometido traerá con su Parusía la verdadera paz con su aparición. El tercer significado debe buscarse también en un acontecimiento interior que todo musulmán busca. La paz y la paz interior es algo que, según la enseñanza islámica, se consigue como resultado de una importante y gran guerra interior. Esta batalla interna es tan importante que en el islam a las guerras convencionales la llaman “pequeña yihad”, y a la lucha contra el interior, contra el ego, “gran yihad”; es esta “gran yihad”, de vencer, la victoria del hombre sobre aquellos deseos y estados de ánimo que lo conducen al mal”.

Al final de su discurso, Fernández señaló la idea errónea que se infunde entre los no musulmanes de que el islam es una religión de violencia y guerra. “Indonesia tiene la población musulmana más grande del mundo. Mira este país. ¿Ves una sociedad violenta y guerrera? ¿Qué pasa con Bangladesh, India y Tailandia, que tienen una población de varios cientos de millones de musulmanes? ¿Y África y América del Sur? La mayoría de los musulmanes del mundo viven en estos países y nunca son violentos o beligerantes. Esta idea ha surgido debido a la formación de una minoría en el Medio Oriente, involucrada en el terror y la matanza con el apoyo de las principales potencias mundiales.

 

Al final de la jornada, en la que participaron estudiantes del CiTES, algunos de ellos hicieron preguntas a los ponentes.

Madrid Spain

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